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viernes, 17 de noviembre de 2017

Un gorrión, Yma Sumac y surrealismo a raudales

Uno de los relatos que podemos encontrar en este flamante Diletantes #5 es Plenilunio de David Tapia, una curiosa historia llena de humor y reminiscencias de la California de finales de los años sesenta de Pynchon y el costumbrismo paisajista más irreverente de los Coen. Según su autor, más que una historia ha pretendido "crear una galería de personajes tan heterodoxa como variopinta". Y como tal, es difícil encontrar un nombre o una situación común. Con el aroma de la brisa del océano Pacífico, Plenilunio nos enmarca en la playa de Hermosa, el paraíso de surfistas nostálgicos adoradores de olas gigantes, en octubre de 1970; una época fascinante llena de contrastes, que vive dando la espalda a la marchita revolución hippie e indigesta por el cóctel de drogas que inunda sus calles.
Su protagonista, el escritor de novelas policiacas en claro declive Landon Reverend que desde el principio se nos muestra trasnochado y bajo los efectos de lo que él llama "cigarrillos especiales relajantes" es confundido con un detective de prestigio. Y esa terrible confusión, lejos de ser el final, supone el comienzo de una alocada intriga en la que los escrúpulos crepitan por su ausencia, y cuya trama parodia los relatos de novela negra clásica. Un empresario productor musical con negocios turbios, una diva peruana descendiente de la realeza imperial inca, una secretaria al más puro estilo femme fatale sin escrúpulos, un elenco de matones y guerreros samoanos son algunos de los peculiares habitantes de este universo desbocado y con un déficit de lógica aparente. Todo ello sazonado con diálogos hilarantes y pequeños homenajes que bordean el abismo del frenesí más psicodélico.

Extracto de Plenilunio, de David Tapia.

"Sonó el teléfono.
- ¿Landon Reverend?
Me quedé en silencio.
- ¿Oiga?
- Sí –dije mecánicamente.
- ¿Es Landon Reverend?
- Puede ser.
- ¡Tonterías! –dijo la voz-, es Landon Reverend o no es
Landon Reverend.
- Está bien, me ha pillado. Soy Landon Reverend.
- Al fin doy con usted –dijo mientras respiraba con dificultad.
- Disculpe, no entiendo de qué va todo esto.
- Señor Reverend, queremos el…
Un potente zumbido se inmiscuyó en la conversación.
Cuando regresó la voz del interlocutor lo hizo convertida
en un vago rumor, un burbujeo bajo el mar. No entendía
nada. Algo así como blebleblebleb.
- …Gorrión de Urubamba –se recuperó la comunicación.
- ¿Qué…? Gorrión de… ¡de qué demonios está hablando!
- Estaré ahí en unos minutos -dijo.
- ¡Oiga, pero si ni siquiera sabe dónde vivo!
Esto último se lo dije al vacío. Mientras esperaba me encendí
un cigarrillo de esos especiales relajantes.


Lee el relato íntegro en el Diletantes #5.


Hermosa Beach, California
Ilustración de David Tapia

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